jueves, 5 de marzo de 2009

CLARA BERTHA ANGLAS RODRIGUEZ 1951-2009


Clarita nació en la ciudad de Lima, aunque siempre se identificó como orcotuneña. Sus estudios primarios y secundarios los realizó en el Colegio María Auxiliadora de la ciudad de Huancayo, y optó por ser Pedagoga, egresando de la Normal de Palián, Huancayo.

Su carácter y voluntad de servir a los demás, la llevó a aceptar una propuesta de trabajo en el CIPCA – Piura, donde bajo la asesoría de los padres jesuitas, promovió el desarrollo rural con participación de la población, esto le permitió trabajar y relacionarse con las mujeres del Bajo y Alto Piura. Esta experiencia y su paso por la política partidaria de izquierda marcaron su vida, comprometiéndose por el desarrollo personal y organizacional de las mujeres rurales.

A su regreso a Huancayo, formó parte del equipo del Programa Mujer de la ONG SEPAR, donde trabajó con mucha identificación con las lideresas de la Central Regional “Yachaq Mama”, en etapas de dura de crisis económica y violencia política. Su bandera fue la incorporación del género en los procesos de desarrollo rural para reducir las desigualdades entre varones y mujeres, tema duro de roer a nivel institucional, pero ella nunca cesó en su intento de sensibilizar y comprometer a los directivos e incluso a las autoridades locales con las que trabajó.

En 1995, se unió a las mujeres profesionales que promovieron y fundaron el Centro de Promoción y Estudios de la Mujer Andina “Lulay” – CEPEMA, desde donde como socia y mujer profesional, contribuyó a fortalecer la participación de las mujeres rurales en los espacios de decisión local y a poner en la agenda pública la vulneración de los derechos humanos de las mujeres como su derecho a vivir una vida sin violencia, al derecho al nombre de los hijos/hijas extramatrimoniales, a un ambiente sano y saludable y a la salud reproductiva.

Era característica su vehemencia con las demandas de las mujeres rurales, y el ser firme en su posición frente a lo que buscaba lograr; su constancia la podemos ejemplificar, en la recolección de firmas en cada evento al que asistía, para presionar en el Congreso de la República la modificación de dos artículos del Código Civil que vulneraban el derecho a la identidad de los hijos e hijas extramatrimoniales. Igualmente lo era con el tema de la violencia contra la mujer, recomendando, informando y visitando los hogares de las afectadas para vigilar el cese de violencia y cambio de comportamiento de la pareja; en los talleres/reuniones, siempre recomendaba “no aceptar ni una palabra agresiva y menos una agresión física… porque los agresores no son unos hijos de p…, sino hijos de su padre…”, en su deseo de desestigmatizar ciertas frases alusivas a la mujer. Esta coherencia en sus argumentos, estuvo siempre acompañada de su chispa, sus bromas, donde no faltó el doble sentido, y que han permitido a muchas mujeres que la han escuchado reflexionar sobre su situación y buscar cambios de vida. Su voz siempre alta, y su sonrisa eterna, es algo que nunca olvidaremos. Estas vivencias y recuerdos son las que siempre nos acompañarán en nuestra labor institucional y de compromisos con las mujeres rurales del centro del país.

En este 8 de Marzo, no sólo un tributo a su memoria de amiga, compañera, lideresa, sino el compromiso de seguir trabajando en la teoría y la práctica por la vigencia de los derechos humanos de las mujeres, y en la búsqueda diaria de “ser felices con lo que hacemos”.


CEPEMA “LULAY”

miércoles, 4 de marzo de 2009

Janeth Lourdes Gallegos Hinostroza


Nació en el Agustino el 9 de junio de 1981. Janet empezó a trabajar desde los 8 años ayudando a su madre en su puesto de venta en La Parada. Pese a la ardua faena, Janet logró estudiar cosmetología y soñaba ser modelo, incluso llegó matricularse y seguir algunos cursos en una academia de modelaje.

Por buscar una vida mejor y poder enviar dinero a su madre, a los 24 años emigró a la Guyana Francesa, donde se dedicaba a vender churros en un mercado.

Durante un tiempo fue pareja de Alexander Zárate Salas, peruano que pertenecía a la Iglesia Asamblea de Dios de Guyana. Pero el 'hermano' Alex practicaba su religión de manera enfermiza.

Aunque Zárate logró convencer a Janet para que se vaya a vivir con él y compartan gastos, ella buscó su independencia porque no lo quería y había decidido volver al Perú.

Janet había empezado a salir con otro peruano. Alex lo tomó mal. La noche del 25 de octubre de 2007 fue la última vez que la vieron con vida.
Alex Zárate mató a la joven. Un pariente suyo descubrió el cuerpo de la infortunada en una refrigeradora que el asesino estaba a punto de tirar al río. Caturado, el homicida dijo que la mató de un golpe accidental en la cabeza. Se encuentra detenido en la prisión de Cayena.